ALAS

No sé,
quizás porque soy un ser extraño
que sigo batiendo las alas
que cayeron de mi espalda.
Y que ando los caminos
descalza, pisando piedras,
como un ser primitivo
que no tiene zapatillas.
Quizás porque alguna vez
he conocido el delirio,
y escondido entre las sábanas
de una cama otoñal
he dejado mi ni niñez
con su esplendida ignorancia.
O porque me sé peregrina
de un mundo de simpleza.
O porque no tengo amigos,
son solo unos conocidos
a los que yo quiero amar,
y ellos no alisan caminos,
tan solo buenas palabras,
y las agradezco igual.
No sé,
quizás sea un ser extraño
al que ya no le apetezca
cambiar las reglas del juego.
O ese ser inconformista
que de forma incongruente
no soporta ya que un día
quieran cambiar la gramática,
y que cambien los acentos,
y que dejemos camino
a absurdos argumentos.
Yo quiero hacer armonías.
tocar las notas precisas
que levanta el vendaval.
Y quiero saberme viva,
acariciar un suspiro,
acallar al animal.
Yo quiero volverme humana,
con ese estado que incita
a dar una mano hermana,
a caminar los abrazos
y sentar a las palabras.
Que sí, no sé ahora la razón,
que es la conciencia quien manda
cuando se acerca un final.
Aprender de la ocasión
que va brindando el camino
para no tropezar más.
No sé, quizás porque soy un ser extraño
que sigo batiendo las alas
que cayeron de mi espalda
y tras ellas voy a andar.

Marga Escuder Gea



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